Después de todo el invierno sin utilizar la piscina, cuando llega el momento de estrenarla no te puedes lanzar sin más. El agua ha estado meses estancada, sin el circuito habitual de filtración y desinfección, y las bacterias y los microorganismos han proliferado. Se impone un tratamiento del agua de la piscina para evitar enfermedades y otros problemas.
El agua de una piscina que no se utiliza es el lugar idóneo para los microorganismos. Por este motivo es aconsejable llevar a cabo una desinfección y una limpieza antes de estrenarla cuando llega el verano. Los problemas que pueden aparecer si te bañas en una piscina que tiene el agua sucia son enfermedades o molestias dermatológicas y respiratorias, así como otras enfermedades gastrointestinales con efectos como la diarrea, náuseas y vómitos. El polvo, la lluvia, la contaminación, los restos de cosméticos, son elementos que ensucian el agua y que hay que tratar. La suciedad y los restos de materia orgánica pueden producir una biocapa o biofilm que al permanecer en el agua del circuito de recirculación sirven de nutriente a los microorganismos y se convierten en un factor de riesgo.
Cómo realizar el tratamiento del agua de la piscina
Si no se ha realizado ningún tratamiento del agua de la piscina durante el invierno, es posible que el agua haya adquirido un color verdoso. Si tu piscina ha llegado a ese punto, lo mejor es que la vacíes, limpies las paredes a fondo y la vuelvas a llenar. No obstante, no basta con llenar la piscina. Antes de volver a usarla, tanto si el agua es nueva como si es del año anterior, pero la has mantenido aparentemente limpia, es importante seguir estos cuatro pasos:
- Limpiar el filtro y los circuitos de depuración.
- Aplicar alguicida, para eliminar todo rastro de algas.
- Realizar una cloración a fondo.
- Medir el pH: imprescindible antes de utilizar la piscina. Si no tiene el pH adecuado (valores entre 7,2 y 7,6), el agua no es apta para el baño.
Para realizar todas estas tareas, recomendamos utilizar guantes, botas y mascarilla, ya que los productos químicos se deben manejar con extrema prudencia.
Los productos desinfectantes más adecuados para realizar el necesario tratamiento del agua de la piscina son el hipoclorito sódico o cálcico, el dióxido de cloro, las cloraminas, el ácido teicloroisocianúrico, las biguanidas, el ozono, etc.
Una vez realizada la limpieza a fondo y el tratamiento del agua de la piscina, puedes completar su puesta a punto siguiendo estos consejos. ¡Todo preparado para el primer baño de la temporada!
La legionella en las piscinas
La legionella es una de las bacterias que pueden proliferar en una piscina que no se utiliza. Las aguas cálidas y estancadas conforman un hábitat ideal para su desarrollo. Esto sucede, sobre todo, en pequeñas piscinas climatizadas con algún elemento de aerosolización y en piscinas de interior de uso recreativo como los jacuzzis, spas y bañeras de hidromasaje. No hay que descartar que pueda aparecer un brote de legionella en una gran piscina abierta, pero es más común que se alcancen temperaturas y retenciones de biofilm y materiales orgánicos en las piscinas que tienen un vaso de tamaño más reducido y con sistema de recirculación del agua que puedan tener puntos de retención en su circuito.
Si se detecta un brote de legionella en una piscina, el recinto debe ser inmediatamente clausurado para proceder al tratamiento de limpieza y desinfección más adecuado. La aparición de un foco de legionella en una piscina de un polideportivo o en instalaciones como jacuzzis o bañeras de hidromasaje de un hotel puede convertirse en un grave problema de salud pública. Esta bacteria, de nombre científico Legionella Pheumopillia, puede dar origen a una neumonía de distinto grado o a la llamada fiebre de Pontiac. La legionella puede llegar a ser peligrosa en personas inmunodeprimidas, con problemas pulmonares, fumadores y ancianos.
De cara a la siguiente temporada
Si tu piscina es desmontable, está claro: vacíala, desmóntala y guárdala hasta el verano que viene. Pero si no lo es, para que el año que viene no te pase lo mismo y tengas que volver a realizar todo el proceso de desinfección y limpieza a fondo, puedes realizar un tratamiento del agua de la piscina de manera constante. Hacer un buen mantenimiento resulta más sencillo y espaciado en el tiempo, así que no se te hará tan pesado.
Si tu piscina es pequeña, puedes instalar una cubierta que la proteja durante los meses en los que no se usa. En cualquier caso y para cualquier tipo de piscina, aplícale un proceso de hibernación. ¿En qué consiste este proceso?
- Dejar la piscina llena de agua. El agua protege el vaso.
- Si has instalado la cubierta, límpiala de vez en cuando para que no acumule residuos.
- Utiliza un floculante líquido para eliminar las pequeñas partículas que flotan en el agua y pasa de vez en cuando un limpiafondos manual.
- Realiza un tratamiento desinfectante con algicidas cada 3-4 meses.
- Aplica un producto especial para la hibernación.