La actual crisis energética y la lucha contra el cambio climático han hecho que la necesidad de reducir el gasto energético en los hogares cobre una gran importancia. Una de las maneras de conseguirlo es aplicando a las viviendas un aislamiento térmico.
La crisis energética y los problemas de suministro han provocado grandes subidas en el precio de la luz y el gas. Con la llegada del otoño y el invierno y el consecuente descenso de las temperaturas, el gasto energético se multiplica y provoca que muchos hogares tengan problemas para mantenerse calientes. Ante este panorama, una posible solución es el aislamiento térmico.
España cuenta con 25 millones de viviendas y uno de los parques edificatorios más obsoletos energéticamente. Según IDAE, el 90 % de los edificios son anteriores a la aplicación del Código Técnico de la Edificación (CTE), y el 60 % se construyeron sin ninguna normativa de eficiencia energética. Estas cifras dejan un largo camino en materia de rehabilitación.
Ventajas del aislamiento térmico
A pesar de encontrarnos en esta situación de baja eficiencia energética, y gracias a un reciente marco jurídico riguroso, a las medidas de incentivación para la renovación energética y a una mayor concienciación de la ciudadanía, las medidas para mejorar esta eficiencia están incrementando su implantación en los últimos años.
El aislamiento térmico no solo hace disminuir la demanda de energía (entre el 30 % y el 70 % por vivienda), también tiene todas estas ventajas:
- un considerable ahorro económico, tanto en la factura de la luz como en la factura del gas
- un descenso en la emisión de gases de efecto invernadero
- un aumento del confort térmico interior
- aislamiento acústico
- incremento del valor de mercado del inmueble
- mayor salubridad, al reducir el surgimiento de humedades por condensación y la proliferación de microorganismos
Aunque su aplicación en viviendas de nueva construcción es una tarea sencilla, esta circunstancia cambia en el caso de inmuebles antiguos.
Cómo aislar las viviendas antiguas
Desde Sto, compañía internacional especializada en la fabricación de sistemas y elementos constructivos, señalan los cinco factores a tener en cuenta a la hora de aislar una vivienda antigua, o simplemente que no cuente con normativa de eficiencia energética, y protegerse del frío:
- Aislar por el exterior, la mejor opción. Aunque en una vivienda independiente la respuesta es clara -es mejor apostar por un aislamiento exterior (SATE o fachada ventilada)-, el dilema llega en los edificios plurifamiliares, donde los vecinos deben ponerse de acuerdo para intervenir por la parte de la fachada. Aquí será fundamental defender la idea de que esta solución, aunque supone una inversión, será beneficiosa a largo plazo en todos los sentidos: elimina de forma óptima los puentes térmicos, mejora la inercia térmica del edificio en su conjunto, no requiere abandonar la vivienda durante su instalación y permite mejorar el aspecto estético de la edificación.
- Si no hay consenso con los vecinos, es posible apostar por un sistema de aislamiento interior y hacerlo a nivel particular. En este caso, y pese a que también es una opción térmica efectiva y no necesita el permiso de la comunidad de vecinos, habrá que tener en cuenta que se trata de una solución menos óptima, ya que se restará superficie útil al inmueble y al tener una parte de la fachada bien aislada y otra peor (por los puentes térmicos de cantos de forjado y/o líneas de pilares, aparte de la parte que toca con la de los vecinos que no han querido apostar por esta medida), hay más posibilidades de que se generen humedades por condensación.
- La elección del material aislante más adecuado dependerá de varios factores. Hay numerosos tipos de aislantes, y la elección del más adecuado estará condicionada por diferentes parámetros. Por ejemplo, la zona geográfica en la que esté ubicado el edificio, el clima, el tipo de edificación, el espesor y tamaño que va a ocupar el aislante frente al espacio disponible, si el aislamiento se va a aplicar en el interior o en el exterior de la vivienda… Los materiales aislantes más utilizados son las lanas minerales, los poliestirenos expandidos, los aislamientos de fibras de madera o los paneles de resinas fenólicas. Los expertos que se contraten para realizar la intervención sabrán elegir el más adecuado.
- Conviene valorar también otras soluciones adicionales, como sellar grietas y huecos o instalar ventanas de calidad o impermeabilizar el tejado. A parte de un buen sistema de aislamiento térmico, es de vital importancia evitar pérdidas de calor en otros puntos de fuga. Se puede usar un sellador de espuma para tapar las grietas más grandes alrededor de las ventanas, rodapiés o cualquier otro espacio donde pueda entrar frío; instalar empaquetaduras de goma detrás de los enchufes y los interruptores; si se tienen ventanas con cierres al uso, colocar burletes adhesivos o instalar cinta adhesiva de sellado con espuma flexible impregnada; aislar las cajas de las persianas; evitar cubrir los radiadores con muebles o ropa… No obstante, la mejor solución, si se cuenta con presupuesto, es instalar ventanas con rotura de puente térmico o con doble acristalamiento con cámara de aire. En este artículo te explicamos qué es el puente térmico.
- Existen ayudas económicas para realizar un aislamiento térmico. Las administraciones autonómicas han puesto en marcha planes para fomentar la rehabilitación, subvencionando la totalidad o parte de estas intervenciones, como las procedentes del el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, enmarcado en los fondos de ayuda europeos.